Este fin de semana hemos competido en dos frentes.
El sábado lo hicimos en la cronoescalada de Altzo en la que dos compañeros ocuparon los primeros puestos. Teníamos un gran dilema, salir con cabra o no, ya que a pesar de ser una contrarreloj, apenas son 3,5km de llano y 1,5km de subida bastante dura. Al final decido montar la cabra, buenas sensaciones y me planto a mitad de puerto con el mejor tiempo. Cuando apenas me queda medio kilómetro, me enfrento al repecho más duro. Subo piñones y empiezan los problemas, se salta el cambio y me doy un golpe contra el manillar. Me veo obligado a subir piñones, lo cuál me hace perder la cadencia y quedarme bastante clavado. A pesar de mis esfuerzos por remontar en el tramo final la crono queda perdida, es muy corta y la más mínima diferencia te haría subir al podium.
El domingo Oiartzun, una carrera de las que no me gustan nada, muy corta y sin un puerto duro que haga una selección. Amanece mojado, lo que faltaba! Salida muy nerviosa y la tensión se palpa en el pelotón, lleva tiempo sin llover y la carretera está muy sucia, apenas podemos levantarnos del sillin ya que patina mucho. Continuamente se oye el ruido de montoneras así que decido pasar adelante, no quiero sustos a estas alturas de la temporada...(que vienen las vacaciones!). Continuos repechos y escapadas que no van a ningún sitio, a pesar de las pequeñas selecciones en el puerto, las bajadas son propicias para el reagrupamiento así que nos presentamos en línea de meta 40 corredores. Como de costumbre no hice ni amago de esprintar, me dediqué a ver el sprint desde la cola.. Estaba deseando acabar la carrera y sin tocar suelo, la tensión me había agotado.
