Rematando

Octava etapa del Circuito Montañes, nuevamente la lluvia se suma a la fiesta. Mucho cansancio, llevamos ocho durísimos días de competición, los ocho con agua. La tensión que esto crea añadido al terreno montañoso en el que nos encontramos ha podido con nosotros.
Yo me levanto contento, por fin esto se acaba. Nada más superar los 7km. de neutralización comienza una lluvia intensa que nos pilla bajando el desfiladero. En el pelotón silencio, sólo se oyen gritos de “Stop!”, apunto estuvimos de refugiarnos todos detrás de algún arbusto. Parece que la cosa se calma y los problemas llegan por otro lado, duros repechos que reflejan el cansancio. Me encuentro fuerte, veo cómo avanzo posiciones en el pelotón sin problemas y no dudo en lanzar un primer ataque. Espero a ver si alguno me acompaña pero tengo que continuar mi aventura en solitario. Rodaba cómodo aunque sabía que era una locura, apenas llevábamos 50km. Al poco un motorista me comunica que me van a neutralizar, ha habido desprendimientos y están obligados a desviar la ruta. Alrededor de una hora a un ritmo muy bajo, yo no tengo ganas de continuar mi aventura, estaba frío.



Tiempo para charlar con los compañeros y despedirte de un equipo, la selección española, que ha sido para mí una experiencia inolvidable, todo ha sido perfecto.
Un motorista se acerca a mí y me dice que me van a mantener el tiempo de antes, me sueltan con 30seg. de ventaja. Mi objetivo es llegar a un sprint especial situado a 10km. que tiene una bonificación de 75 euros, luego ya veríamos. Al paso por este ya he subido la ventaja con el pelotón a los 2´30´´. No es la primera vez que me veo en una de estas esta temporada y hasta ahora siempre ha salido bien. Aprieto los dientes y venga, no hay nada que pensar. Sé que no es una vuelta amateur y que los equipos de los sprinters son muy fuertes y hoy era de los pocos días que pueden conseguir un sprint. El tiempo comienzo a decaer, su trabajo ha comenzado, aunque me consigo mantener en torno al minuto. Los kilómetros se me hacen largos, muchos repechos y aire, una agonía aunque en mente sólo tengo la victoria.
A la entrada en Santander tiro los últimos cartuchos, sólo pensar que me podían alcanzar en los últimos metros me hace ir aún más rápido. No me lo creo hasta ver la pancarta de 150m. miro para atrás y veo lo que he conseguido, ya sólo queda levantar los brazos.
Sin duda una victoria muy importante, he ganado en una vuelta con profesionales! Además me hace especial ilusión ganar en una tierra a la que tengo mucho cariño, y que mejor forma que rodeado de la familia y algún amigo, esto es increíble.